Wednesday, February 26, 2014

TOMÁS MORO,



El santo patrono de los políticos




Cayó por falta de "maquiavelismo":
siempre puso los principios por encima
de los caprichos del poder y su honradez
intelectual le costó la vida.




POR ALEJANDRINA ARVIZU
(Contenido 456; junio, 2001)




Momentos antes de que lo decapitaran, bendijo al verdugo. (Muero como servidor del rey, pero más de Dios) fueron las últimas palabras de Tomás Moro. Un solo golpe de hacha le cercenó la cabeza, que rodó por el estrado, de donde la recogió el ejecutor para escaldarla en agua hirviente y colocarla sobre un poste del puente de Londres

Corría 1535 y el ajusticiado tenía 47 años de edad. Cuatro siglos después fue canonizado y el año 2000 declarado por el papa Juan Pablo II santo patrono de los políticos, con esperanza de que el viejo mártir les inspire idealismo y fortaleza moral.

Tomás Moro nació el 7 de febrero de 1478 en Londres, el segundo de los 6 hijos de un caballero. La madre murió cuando Tomás tenía 5 años de edad por lo que fue criado por la nueva esposa de su progenitor. En 1485, a los 7 años, Moro asistió a la escuela Saint Anthony, afamada como la mejor de Londres. Ahí aprendió gramática latina, lógica aristotélica y retórica y se distinguió en los certámenes escolares por el buen uso de la lengua inglesa y el latín.

Hacia 1490 fue puesto por su padre bajo la tutela de John Morton, a la sazón Lord Canciller de Inglaterra y arzobispo de Canterbury. El chiquillo, que fue su paje, destacó por servir con esmero en la misa. En navidad, cuando comediantes representaban sainetes, el jovencito irrumpía entre ellos para hacer diferentes papeles. Un par de años más tarde, el arzobispo lo recomendó a la Universidad de Oxford, donde Tomás cursó gramática, lógica, retórica, aritmética, música, geografía, geometría, astronomía, latín y griego. De música aprendió lo suficiente para cantar en el coro de la parroquia y tocar la flauta y la cítara.




Rencor real




Dos años después, a los 16 años de edad, por disposición de su padre dejó los estudios humanísticos para aprender derecho, sin abandonar el estudio de griego y latín. Sus autores preferidos eran Platón, Luciano de Samosata y Epícuro; de los renacentistas prefería los florentinos Policiano, Ficino y Pico de la Mirandola. Además, con su confesor, John Colet estudió teología y se aficionó a la obra de San Agustín, especialmente "La ciudad de Dios".

En 1499 Moro conoció al holandés Erasmo de Rotterdam (1465-1536), de quien se hizo amigo; y comenzó a frecuentar las recepciones de la familia real inglesa donde se codeó con la alta nobleza y la burguesía londinense.

Ya graduado, ingresó en 1501 a la orden monástica de los cartujos (contemplativa), pero apenas 3 años después obtuvo una dispensa para trabajar como abogado, impartir conferencias sobre la obra de San Agustín y dictar clases. En ese tiempo tradujo del latín al inglés la "Antología griega" y varios libros de Giovanni Pico, conde de la Mirandola (1464-1493) renombrado en Europa por su sabiduría.

A finales de 1504 colgó definitivamente el hábito y al año siguiente se casó con Jane Colt, hija de un caballero de Essex. Procrearon 4 hijos, que estudiaron bajo tutores versados en teología, lógica, filosofía, literatura, griego, latín, matemáticas y astronomía. El primer texto de aritmética en Inglaterra, "El arte del cálculo", de Tunstall, fue dedicado a Moro para que lo usara con sus hijos.

En 1508 el abogado Moro ingresó al Parlamento, pero cayó en desgracia tan pronto como criticó algunas de las políticas del rey Enrique VII; además se negó a ayudarlo a casar a una de sus hijas. En represalia, el soberano encarceló al padre del rebelde y sólo lo liberó tras el pago de una multa de 100 libras y la aceptación de exiliarse en Francia.

Unos meses más tarde, el rencoroso monarca falleció y ascendió al trono Enrique VIII, que casi de inmediato casó con Catalina de Aragón (viuda de un hermano del nuevo rey). Moro pudo retornar a Londres, donde muy pronto escaló posiciones. En 1511 murió la esposa del abogado y en 1512 éste contrajo nupcias con Alice Midleton, una viuda 7 años mayor que él, gorda, ruda, gruñona e ignorante: en suma, una arpía que detestaba a los amigos intelectuales de su marido.




Hazañas diplomáticas




A despecho de los pleitos domésticos, Moro tradujo a 4 manos con Erasmo de Rotterdam los "Diálogos de Luciano" y en 1515 se desempeñó como embajador ante los Países Bajos. Además, publicó varios libros, entre ellos su obra cumbre, "Utopía" (1516), optimistas recapitulación de un período de entusiasmo, esperanza y batallas contra la ignorancia, la torpeza política, la superstición y la miseria.

Impresionado por el trabajo intelectual del activo abogado y en premio a su misión diplomática, Enrique VIII lo nombró en 1517 Consejero del eino. Habitual de la corte, destacaba por su vestimenta sencilla: despreciaba la seda y el oro y le tenía sin cuidado la etiqueta (pero se apegaba a ella cuando resultaba inevitable), convencido de que era un capricho mujeril dedicar tanto tiempo a esos asuntos.

Uno de sus primeros actos como Consejero fue firmar la paz entre ingleses y franceses, en Calais, el mismo año de su nombramiento. Solía acompañar al rey en sus frecuentes viajes y charlar de astronomía, geometría y teología. En 1521 acudió a rujas, Bélgica, para asistir a la cumbre entre el cardenal Wosley -representante del monarca- y el emperador Carlos V.

El 25 de octubre de 1529 , en premio a sus buenos oficios, Moro fue elevado al cargo de Gran Canciller y recibió el collar y el sello del reino, con lo cual quedaba sujeto sólo al servicio de Dios y de Enrique VIII. Ese mismo año negoció la llamada "Paz de las Damas", con Margarita de Austria, gobernadora de los Países Bajos, y Luisa de Saboya, madre de Francisco I y de Margarita de Valois.




La sinrazón del poder




Casi de inmediato se desataron graves conflictos entre Moro y Enrique VIII: cansado de su matrimonio con Catalina de Aragón -que no le había dado un sucesor varón- el rey se enamoró de Ana Bolena y trató de persuadir al papa Clemente VII de anular el primer matrimonio para así desposar a su nueva favorita. Al no conseguirlo, el monarca se instituyó en 1531 como cabeza de la Iglesia de Inglaterra (Anglicana), independiente del Vaticano, a lo que el Canciller y un gran número de obispos se opusieron. Cuando Moro reprochó a Enrique VIII sus intenciones cismáticas sólo para conseguir el divorcio, el rey respondió fulminante: _ Catalina no es mi reina, ni mi mujer: mientes al decir eso y te puedes considerar un traidor.

El 15 de mayo de 1532 el clero inglés claudicó ante las exigencias de su soberano y lo reconoció como dueño y rey absoluto de la Iglesia y el Estado. Al día siguiente Moro renunció al cargo de Gran Canciller, convencido de que los obispos no debían sujetarse al rey sino a la autoridad papal y se mantuvo en completo desacuerdo con el divorcio del monarca. Moro sabía que su destino era incierto: había escrito en "Utopía": "No se puede llevar la contraria al rey so pena de caer en desgracia" y se retiró a su casa, a la espera de la venganza del rencoroso Enrique.

En enero de 1533 Enrique VIII casó con Ana Bolena. El papa Clemente VII declaró nulo ese matrimonio y amenazó con excomulgar al soberano, sin impedir con ello la coronación de Ana olena una semana más tarde en la Abadía de Westminster. Moro no asistió al evento.




Camino del cadalso




El 13 de abril de 1534 Moro se negó a prestar juramento ante el acta de sucesión del rey por considerar ilegítima la descendecia del monarca y su nueva esposa, por lo que fue encarcelado en la torre de Londres, donde permaneció 15 meses.

El 1 de junio de 1535, Moro declaró en el juicio: _ Durante los últimos años he estudiado el asunto del que se me acusa y ningún documento de la iglesia señaka que un príncipe terrenal pueda o deba llegar a ser jefe espiritual, por lo cual no descubro razón para cambiar mi conciencia.

Condenado a muerte, dedicó los últimos 4 días de su vida a orar y escribir cartas a hijos, nietos y aun sirvientes. El 6 de junio, ya en el cadalso, Moro pidió a las personas que rezaran por él y por el rey. Se puso de rodillas, oró y se volvió al verdugo, al que increpó: _ Recobra tus ánimos, hombre, y no temas con tu deber; mi cuello es corto, por lo que has de tener cuidado para no cortar oblicuamente y perder tu reputación.

Margaret, una de las hijas de Moro, logró rescatar la cabeza de su padre y la guardó en casa. Actualmente se encuentra en la cripta de la Iglesia de San Dunstan, en Canterbury. El cuerpo fue enterrado en el templo de San Pedro ad Vincula, dentro del recinto de la Torre de Londres.

Según la Iglesia, Moro es un mártir que perdió la cabeza porque se negó a anteponer las necesidades de un rey a las de la Iglesia. Para los abogados, fue un ejemplo de respeto a los principios por sobre todas las cosas. Y para los liberales, simboliza al hombre de conciencia que prefirió morir antes de someterse a la voluntad de un tirano.